viernes, 3 de noviembre de 2023

Pinches Momias (2023) y el nuevo terror mediocre frijolero

De la mano de la satánica Televisa viene Pinches Momias, la nueva versión de la leyenda macabrona que se ha vuelto parte de la cultura mexicana. El descuido por el prójimo a favor de la ganancia económica dio luz a las momias de Guanajuato reales pero el verdadero terror viene en forma de esta horripilantemente convencional serie que fue directo a Vix el primero de septiembre del 2023. 

La premisa es el reciclado concepto de una pandilla de chamacos (con todo y sus estereotipos subvertidos, que se han vuelto estereotipos por sí mismos) batallando contra un grupo de criaturas infernales. En este caso los protagonistas son unos malandritos de Guadalajara que se la pasan estafando turistas desprevenidos que vienen a ver los famosos restos momificados, pero el destino se las devuelve cuando accidentalmente despiertan por medio de un forzado ritual a las putrefactas momias, desencadenando situaciones y eventos medio graciosillos impulsados por mitología extensa no merecida e interacciones incómodas entre personajes pusilánimes de motivación arbitraria, con todo y el pueril romance vacío, antagonistas criminales más cabrones que los cabroncitos, el desafío a las autoridades y las babosaditas tiernas como la momia bebé que le tiraba a ser un Baby Yoda de cuarta. 

Esta regurgitación de Monster Squad (1987), o incluso de ejemplos más ínfimos como Super 8 (2011), Paranorman (2012), Goosebumps (2015), It (2017), Stranger Things (2016) y Attack the Block (2011) no es nada más que una fusilada idea degradada hasta llegar a los tropos Gooniescos de una nefasta historia infantiloide que haría eyacular al nostalfílico Spielberg, con toda la superficial adoración por los clichés ochenteros del cine actual, mezclado con una tosca y falsa fachada de barrio mexicano que tanto se empeñan en replicar las producciones nacionales modernas sin mucha efectividad debido a su nulo filo e insinceridad. Lenguaje soez y referencias autoconscientes adornan un guion despistado que juega seguro y sin interés narrativo.

Su mayor defecto está en no tener nada que aportar, decir o recordar. Se pierde en el mar de tediosas tramas atiborradas que presenta sin gancho ni carisma, además de las abundantes referencias y aborrecible consciencia de la cultura pop por parte de sus personajes. En comparación con trabajos anteriores que presentaban a los monstruos del título, carece de la avidez de llegar al delirio formalista de las producciones de Rogelio Agrasánchez con sus casposas películas de acartonados pero coloridos luchadores enfrentando a las cutres momias roñosas de Guanajuato en su tríptico de culto (Las momias de Guanajuato, El robo de las momias de Guanajuato y El castillo de las momias de Guanajuato), aquí el conformismo y la falta de ideas originales es evidente. Es menos Chabelo y Pepito contra los Monstruos (1973), debido a la falta de regocijo en lo infantil, y más un intento burdo de actualizar un concepto trillado que no necesitaba de una revisión moderna porque solo existe y se beneficia de una suspensión no solo de la incredulidad sino también de las ideas tradicionales del cine mainstream o normalito, así que un acercamiento oficialista, seguro y blando no es acertado. Aunque después de todo, ese es el foso en el que caen la gran mayoría de obras actuales de esta índole. Más efectivo fue el tributo artificioso y camp de Jeff Burr y Chip Gubera con Mil Máscaras contra la momia azteca (2007) el cual estaba confeccionado por el nicho para el nicho.

Pese a lo agringada que resulta esto no le quita el nopal de la frente pero obstruye la sinceridad. Parte de esto puede ser debido a la constante e intrusiva americanización de la cultura mexicana a partir de los sesenta pero termina nulificando cualquier peculiaridad o carisma que pudo haber tenido la producción, decayendo hasta ser una plasta de componentes quemados y cansinos que ya se sienten flojos después de la constante explotación del potencial de esta premisa en infinidad de terror insulso moderno que recae en el homenaje "retro" para disfrazar su estancamiento creativo y tal vez su falta de interés en el resto de la extensa filmografía mundial existente.  

Tal vez notes que no he hablado mucho de su historia o personajes hasta el punto de omitir sus nombres o momentos específicos, pero eso es porque no interesan a nadie. Tampoco me molesto en hablar de la forma cinematográfica porque tampoco es de interés y cualquier análisis resultaría en desmenuzar una construcción reducida y pobre. Mediocridad es la palabra del día, los artesanos de efectos especiales y técnicos de la producción dieron lo mejor de sí pero los creativos estuvieron en piloto automático. No se puede esperar más del director de churros infumables como Cindy la regia (2020) y Hasta que la boda nos separe (2018), quien se recarga en los chistes facilones y mamones acordes a sus sensibilidades nacoburguesas. 

Hay un errado sentimiento de vergüenza por parte del mexicano al ver las estrafalarias producciones de Agrasánchez y sus momias, mayormente porque no existe obra oficialista que se asemeje en locura y espíritu. Las momias de Guanajuato (1972) con sus visuales deformadas por el constante uso del objetivo gran angular, los excéntricos encuadres y ángulos raros enfocándose en mitificar por medio de la cámara a sus sujetos (tanto a los heroicos luchadores como a sus diabólicos enemigos), transmitían un etéreo sentimiento irreal que es difícil de replicar, una delirante pieza puramente cinematográfica sin igual. El veterano Federico Curiel (así como los otros excepcionales directores del cine fantástico mexicano) encontró libertad en los paupérrimos proyectos de género que le encargaban, nunca se olvidarán esas esplendorosas películas que entendían el uso y el valor de todos los elementos que constituyen la realización de una cinta, si, comercial y de género, pero sin caer en la masa genérica. Todo lo contrario a Pinches Momias. 

Mejor vean esta película y sus secuelas del mismo productor.

domingo, 29 de octubre de 2023

Demonic Toys: Serie de Baby Oopsie y Jack Attack ¿Mantienen el espíritu de Full Moon?


Tal vez muchos ya lo han inferido, pero la casa productora Full Moon ha explotado sus propiedades más famosas desde hace algunos años, siendo Demonic Toys la franquicia que han intentado revivir en estos últimos tiempos. Así que Charles Band contrató al director y actor William Butler, debido a que le agrada su particular sensibilidad artística, para encargarse de las nuevas producciones, él anteriormente había encabezado proyectos como dos secuelas de dulce macabro (Gingerdead Man 2 y 3) y Demonic Toys 2: Personal Demons (2010).

William Butler.

La primera de esta nueva serie, Baby Oopsie (2021), fue una agraciada y sólida adición al terror raro actual, buscando transgredir en varios sentidos el estado del terror moderno con una cinta camp sinvergüenza. 

En el 2022 se estrenó en su plataforma una serie secuela que nos presentaba más aventuras de nuestra protagonista, Sybil, la coleccionista de muñecas, y su fiel compañero, combatiendo las fuerzas del mal en forma de inocentes juguetes asesinos.

Para este punto, toda esa cursilería y extravagancia chusca pseudo-casposa fue estirada tanto que ahora ha quedado guanga, su tono divertido es neutralizado por una trama alargada y sin interés dramático, a diferencia de la historia más personal conducida por la protagonista de la primera, aquí todo está tan disperso y desarticulado que parece aleatorio, lo que podría jugar a su favor o en contra. 

Una serie simplemente irregular, pero algo chistosa y ocasionalmente satisfactoria en sus diversiones convencionales del terror, como en sus eficaces muertes y sus bien logrados efectos especiales.

No obstante, el estandarte más sólido no llegaría hasta 2023 con Demonic Toys: Jack Attack, la cual trata sobre una tímida y muda adolescente llegando a su nueva casa después de quedar perturbada por un violento evento que la traumatizó, recibiendo por correo el infame Jack in the Box de Demonic Toys. Estamos ante un spin off tanto de la serie pasada, como de las películas clásicas que todos conocemos, era inevitable que Jack tuviera su propia película, considerando su popularidad entre los fans. 


Sigue muy en línea con el estilo planteado en la primera entrada actual que Butler introdujo a la saga, esta estética digital con ciertos toques artificiosos y efectos de calidad artesanal bien implementados pero finalmente baratos, intentando capturar el camp más cursi y extravagante de David DeCoteau, mientras que al mismo tiempo estructurando la película con las tramas trilladas pero con potencial del Full Moon noventero de antaño, resultando en una delirante experiencia esquizofrénica que curiosamente satisface por ambos lados. 

Para este punto, a Butler se le acabaron los personajes en los que estaba interesado, así que confeccionó una historia superficial y esquelética, siendo esta la clave de su funcionalidad, pues a diferencia del mal terror trillado se va por el camino de la buena fórmula reconocible, en Jack Attack esta explotada trama familiar es un curioso sketch burdo, usado como excusa para presentar sobre él sus deschavetadas secuencias de horror cutre.

Dentro de sus virtudes encontramos divertidas y grotescas muertes de ejecución dinámica, además de constante acción de muñecos que te mantiene enganchado, incluso durante su insulso y plano drama, el cual es de poco o nulo interés para el director. 

Los pequeños guiños autoconscientes, ciertos chistes paródicos, como las fáciles burlas a las redes sociales e influencers, así como una edición apresurada por la falta de ambición de sus realizadores, la pueden volver desconcertante para el público general pues está totalmente desconectada con la sensibilidad de producto procesado que nos ha impuesto el cine mainstream, apostando por una grata experiencia sin las pretensiones vacías del cine mediocre. 

Su ágil y acelerado ritmo, ayudado por una miserable duración de cincuenta minutos, obligó al cineasta a economizar todos los aspectos posibles desde su pusilánime historia hasta sus crudas visuales y desarticulada edición, cualquier convención tradicional no toma ni la más mínima importancia a la hora de realizar estos trabajos de poca monta, optando por descuidar las bases del entretenimiento comercial esperado, es cautivante por ser una desinteresada aproximación al cine oficialista, es el tipo de serie B que logra lo increíble apartando las distracciones típicas. 

Después de todo, ese puede ser en resumidas cuentas lo seductivo de la serie B, estas producciones industriales rápidas que nos muestran todos los lados del cine, desde lo más comercial hasta su inexplicable atractivo artístico para nada conformista. 

Hoy en día, Full Moon trabaja de manera reminiscente a una casa productora de serie B verdadera, de los treintas y cuarentas, en la época donde los estudios grandes producían estas cintas de manera barata y rápida, lo que suponía una especie de entrenamiento formal que agilizaba las habilidades de sus realizadores algo que no se ve mucho hoy en día, la diferencia es que aquí tenemos a otro ejemplo de veteranos manteniéndose vivos en una industria cambiante con un modelo nuevo de realización, así como de distribución, lo que los está obligando a experimentar y reinventarse, aunque tomando como influencia las antiguas prácticas clásicas. 

Estas secuelas y nuevas adiciones al catálogo de la compañía pueden no ser necesariamente lo que muchos esperaban, pero se mantienen destacables debido a que fundamentalmente están bien encaminadas hacia un cine lúdico e imaginativo, lo que ha mantenido a Charles Band y a su gente siempre fascinantes.


Ejemplos de producciones modernas de Full Moon por cineastas veteranos.

El futuro de esta admirada compañía es incierto pero potencialmente rico, las ideas abundan y el desgraciado jefe a la cabeza siempre tiene proyectos en mente. Espero con ansias más de ellos, ya que, como el cine de serie B, Full Moon nunca morirá.

Versión en video de la entrada. 

domingo, 1 de octubre de 2023

10 películas perdidas desenterradas por Vinegar Syndrome

Buenas noticias para los fans del cine de serie B. El pasado 22 de septiembre la compañía Vinegar Syndrome anunció que lazará una colección de títulos perdidos o anteriormente almacenados y fuera del alcance del público general, entre ellos, filmes buscados arduamente por fanáticos del cine underground. Películas de figuras clave de la explotación barata, rarezas que se manifiestan de la nada y filmes de culto que se perdieron solo para resurgir aquí. 

Veamos cuales son estas buscadas películas:

1- No Tears for the Damned (1968) A.K.A The Las Vegas Strangler


Esta película es una roughie (pornografía soft con violencia) con un guion de Oliver Drake (escritor de westerns y películas de serie B de terror durante los 40’s y 50’s), que trata sobre un hombre lunático (Robert Dix) con problemas con su madre que sale a la calle a asesinar prostitutas y homosexuales. Considerada perdida hasta el lanzamiento de este box set.



2- Beware the Black Widow (1968)


Una figura encapuchada, conocida como La viuda negra, asesina a peligrosos mafiosos en este misterio nudie dirigido por Larry Crane. Esta cinta fue estrenada en una doble función con The Wild Affair y dejó de circular en 1971, hasta este momento se consideraba perdida.


3-Deep Inside (1968)

Dirigida por Joseph W. Sarno, esta cinta de sexploitation mostraba las desventuras eróticas de un grupo de mujeres manipuladas por su fría líder, Millicent, hasta llegar a niveles criminales.

Sarno era considerado como un genio de la explotación erótica y ganó éxito con dramas psicosexuales como Confessions of a Young American Housewife de 1974, siendo Deep Inside una de sus cintas más desconocidas y menos vistas. Estaba perdida hasta ahora.


4-Violated! (1975)

Albert Zugsmith es una figura un tanto olvidada, fue un productor de serie B que nos trajo obras como Touch of Evil (1958) de Orson Welles y dirigió él mismo algunas películas en México, entre ellas El Cuarto Chino (1968) y El pistolero fantasma (1970).


La última película de este cineasta fue este lujurioso filme de nombre tan sucio y podrido como se puede esperar, que trata sobre un violador en serie que comete crímenes por las calles de Hollywood. La cinta fue protagonizada por Rene Bond, una figura famosa en el mundo del cine para adultos de esos años y frecuente colaboradora de Ed Wood. 


5-Barbara (1970)

Esta cinta muestra la escapada erótica de Barbara en Fire Island, teniendo sexo con una variedad de personas, seduce a su hermano y busca convertir a sus padres a este modo de vida. 

Es probable que se haya perdido debido a su concepto tan poco agradable y tabú, pues esta cinta que vino de la nada se perdió desde su estreno hasta recientemente. 

6-Red Midnight (No lanzada oficialmente)


Esta insólita producción microscópica es algo misteriosa, sus creadores no tienen otros créditos y no hay información verificable en internet sobre ella. Supuestamente es una cinta sobre el holocausto nuclear, así que es probable que se haya producido en los 60’s.




7-The Last of the American Hoboes (1967) A.K.A The Last American Hobo


Esta película de Titus Moede explora la vida del vagabundo americano, una mirada a un mundillo olvidado y marginado. Cuenta con actuaciones de iconos de la serie B como Coleman Francis (quién también mostraba cierto panorama mugriento de America en sus cintas) y Bruno VeSota (actor y director de calibre schlockesco). Originalmente fue lanzada en baja calidad por Grindhouse Releasing pero ahora parece que tendremos una versión en mejor calidad sacada de un negativo original.


8-What's Love (1987)

Hay nula información sobre esta película pornográfica que es descrita como una historia erótica de moralidad. Solo se sabe que Carlos Tobalina fue el director, un cineasta de origen peruano que vivía en California haciendo porno barato. Su cinta más infame es el thriller sórdido titulado Flesh and Bullets (1985). 

9-Voodoo Heartbeat (1975) A.K.A The Sex Serum of Dr. Blake


Mucho se ha hablado de esta infame película de serie B (tal vez Z) hasta el punto de que he hablado de ella en mi sección de El Cine Oculto y tiene su propia entrada en la Wiki de Lost media en español, así que ahí puedes encontrar más información. Solo diré que por mucho tiempo solo se tenía el trailer de esta película y era muy buscada por adeptos al cine psicotrónico. Ahora mismo ya tendremos una copia en gran calidad y en su versión sin cortes.


10- The Rare Blue Apes of Cannibal Isle (1975) A.K.A The Pirates of Cannibal Isle, Cap’n Krock and the Rare Blue Apes


Aquí tenemos a lo que se describe usualmente como combustible de pesadilla infantil. Una película que muchos aseguran haber visto durante sus años de circulación en matinées infantiles y que los perturbó. Supuestamente tiene marionetas por el titiritero australiano  Peter Scriven. 




No se tiene mucha información, solo se sabe que es un show musical para niños, posiblemente al estilo de Fun in Balloon Land (1965) o Santa and the Ice Cream Bunny (1972), tanto en su valor de locura como de ridiculez delirante. Después de todo, es del director de la extraña Alice in Acidland (1969), así que podríamos esperar algo similar enfocada a corromper al público infantil. 


Ahora mismo se puede apartar y pedir la colección en el sitio web de Vinegar Syndrome, pero no se enviarán hasta el día de acción de gracias. Contiene ensayos y escritos por parte de críticos e historiadores que nos dan información sobre estas películas, también tiene el documental Against the Grain, el cual explora la labor de preservación y las exhaustivas restauraciones cinematográficas hechas por compañías distribuidoras como Vinegar, así como sus contribuciones a la historia del cine.  
 
Sin dudas estos han sido grandes descubrimientos que deleitarán a los fans que buscaban estos filmes desde hace años, incluso puede que sean del agrado de quienes no conocían de la existencia de estos largometrajes enterrados en las arenas del tiempo.

sábado, 28 de enero de 2023

Winnie the Pooh: Miel y sangre (2023) Un slasher satisfactorio pero mayormente rutinario |Reseña

La serie B británica ha tenido cierto resurgimiento en los últimos años, siendo la compañía Jagged Edge productions la más exitosa y prolífica de todas ellas. Han vendido muchos de sus filmes de terror y ciencia ficción a plataformas como Amazon Prime o Tubi, y han tenido cierta infamia con personajes de dominio público. Algunos de sus títulos que entran en esta categoría son The Curse of Humpty Dumpty (2021), The Legend of Jack and Jill (2021), Jack Frost (2022) y Curse of Bloody Mary (2021)

Uno de los extraños filmes de Jagged Edge.

Esta práctica de usar personajes establecidos les ha funcionado, sus películas de bajo presupuesto han causado ruido en varias partes del mundo. Sin embargo, la cinta que los puso en el mapa de todos fue Winnie the Pooh: Blood and Honey, estrenada en enero del 2023, la cual usaba personajes de los libros infantiles escritos por Alan Alexander Milne. Estos personajes entraron en el dominio público después de estar asociados con Disney desde 1961 hasta finales del 2021, 95 años después de la publicación de la primera historia del escritor. 

Obviamente esta compañía aprovechó esta oportunidad para crear rápidamente un largometraje sobre los personajes pero con un giro terrorífico, resaltando los nuevos diseños macabros de la película para ganar popularidad en las redes sociales. 

El director es Rhys Frake-Waterfield, uno de los productores frecuentes de la compañía y director de cintas como The Killing Tree, The Area 51 Incident y Firenado, todas estrenadas en el 2022. El guion también fue firmado por él mismo.

Viendo que tuvo un estreno en cines mexicanos esta misma semana me tomé la libertad de apoyar un poco al cine independiente e ir a verla, el resultado fue mejor de lo esperado pero no sin fallos. 

La película comienza explicándonos la historia de como Christopher Robin se hace amigo de los animales que conocemos como Pooh, Pigglet y el resto, pero todo se torna oscuro cuando Christopher decide irse y dejarlos abandonados para madurar y vivir su vida de adulto. Esto obliga a los animales a quedarse solos en el salvaje bosque, recurren al canibalismo en tiempos desesperados y juran odiar todo lo humano, esta traición les da la motivación necesaria para asesinar y torturar a los seres humanos que puedan encontrarse, en especial a su querido Christopher Robin.

En general, la considero unos cuantos niveles más arriba que otras producciones de la compañía, haciendo funcionar mejor muchos de los aspectos recurrentes de ellos, un ejemplo es que el trasfondo que le dan a los asesinos, pues es mucho más cautivante y creativo que el que se le dio a personajes como Jack Frost o Humpty en sus respectivas películas, de hecho, la primera secuencia animada es una buena introducción a la lógica fantasiosa y brutalmente pervertida que tiene el resto de la cinta. 

Otro momento destacable fue la primera secuencia en la que se nos introduce a Christopher Robin, quien vuelve al bosque de los 100 acres para encontrar a sus amigos, lo que no sabe es que tienen motivos sombríos y reaccionan a su regreso con violencia y crueldad. Es una secuencia inicial muy sobria y algo tensa, construyendo muy bien un camino hacía la primera muerte brutal que establecerá el tono extremo y exagerado pero sádico presente en el filme.

Las muertes son algo grotescas y gráficas pero no llegan a un nivel totalmente descabellado como lo hizo Terrifier 2, se podría decir que los efectos de la obra son mayormente buenos y de calidad superior al promedio, siendo un buen ejemplo los detalles en los animatrónicos, pues las mascaras de animales tienen articulaciones y movimientos algo más sofisticados de lo esperado, muestra pequeños detalles como los pequeños movimientos de la oreja de Pooh, que a pesar de ser menor es una adición que marca la diferencia entre lo que es malo y lo que es barato pero bien realizado, una buena descripción de la cinta en general.

No obstante, hay detalles muy flojos como la sangre hecha por computadora que no están realmente pulidos y lastiman un poco a la experiencia pues te sacan de la película momentáneamente. Dejando de lado estos defectos menores, tiene una presentación satisfactoria y una estética placentera visualmente. 

Puede que la peor parte de la película sea lo poco original que resulta ser durante gran parte de su desarrollo, ya que al ser un slasher sigue la fórmula genérica de tener a un grupo de chicas alejadas de la civilización, en este caso en el bosque, y sin comunicación para ser asesinadas mientras algunas de ellas muestran su cuerpo de manera gratuita. El gran problema es que ni siquiera la protagonista de la cinta tiene realmente una caracterización memorable o bien interpretada, tanto las actuaciones como la escritura de personajes son funcionales pero planos a final de cuentas.

Dejando de lado unos buenos momentos de caracterización económica por parte de los asesinos, considero que se pudo haber explorado un poco mejor la relación y el concepto de tener a Cristopher Robin de regreso para ver a sus amigos de la infancia y hay un momento clave bastante curioso al final de la película que resulta ser algo trágico, sigo manteniendo que los personajes más interesantes son los anteriormente amigables animales del bosque de los 100 acres y debió de enfocarse en ellos más que en los insulsos humanos.

Tal vez sea eso el meollo del asunto, no es una película que busque revolucionar el género, no lo digo como defensa si no como una declaración objetiva, solo se enfoca en entregarnos una experiencia slasher que pueda parecerle entretenida a las audiencias que busquen un producto de terror irónico y estrafalario pero de ejecución tradicional, y considero que esta cumple esa función perfectamente. Es cierto que hay muchas producciones inferiores en cines en estos momentos así que no es una mala opción para pasar una tarde.

Esperemos que Jagged Edge pueda seguir con estas cintas divertidas y con mucho para apreciar, pues es una buena señal el hecho de que compañías independientes estén llegando a cines extranjeros con esta facilidad y notoriedad. Ciertamente seguiremos atentos y les brindaremos información sobre producciones futuras que entren en esa categoría. Como digo siempre, el cine de serie B nunca morirá.